martes, 11 de enero de 2011

ALTRANGATA (DOS VECES BUENO)



No se preocupen, que no me ha dado por comer galletitas saladas como a Bush Jr. (hace tiempo que dejé pasar a mejor vida mis veleidades fascistas y no invado países ni en el Risk). "Altrangata" no significa que haya sufrido un fallo en las tragaderas ni un neologismo en austrohúngaro, sino la mezcla de dos grupos espectaculares de personas (no en vano se dedican al espectáculo): los improvisadores musicales Al Tran Tran y los músicos (no necesariamente improvisados) Alpargata.
Al Tran Tran (foto izquierda) y su espectáculo "Con mallas y a lo loco" llevan ya algún tiempo sobre la escena del teatro Casa de Vacas, en el parque madrileño del Retiro. Jóvenes, entusiastas y capaces de meterse al público en el bolsillo con piezas difícilmente antes vistas sobre un escenario, la mezcla de impro y música (guitarra, bajo, batería y teclados) parte de la interactuación con el público, necesario elemento para que, a través de sus propuestas en los diferentes juegos, eche a rodar la imaginación, el arte sonoro y el humor (a veces delirio) de los componentes de Al Tran Tran.
"Con mallas y a lo loco" permite ver raps perfectamente ejecutados sobre las comilonas (y sus daños digestivos) de Navidad; tangos acerca del amor a Chuck Norris; coros cantando advertencias a los niños para que no vayan hacia "lo jondo" del agua; un psicólogo solucionador de problemas a la guitarra pero al que nadie recompensa por su filantropía y hasta virguerías de "breakdance" a cargo del presentador de todo este fantástico tinglado de seres, que siempre deja una agradable sensación de bienestar. Si su sentido del humor está hecho para "vivir improvisando" (y al paso que vamos la posibilidad contraria sólo quedará para los "entrañables" líderes financiero-monetario-mercantiles o caudillos estilo "gracia de Dios", es decir, seres sin humor alguno), éste es su espectáculo.
Alpargata surge presumiblemente de las fábricas de calzado ligero ilicitanas, y es una banda que suena bien, "tal vez" porque tocan bien. Otra explicación no resulta plausible para explicar el fenómeno (observado ya en anterior ocasión por este cronista en el memorable I Fornicio Festival toboseño) de sacar a bailar durante todo su concierto del pasado viernes, sin sensación de extenuación, a la madrileña Sala Caracol en pleno. El público-feligresía movió los pies entre rumbas y ritmos latinos que pasaban a vibrantes pogos de "ska", elegantemente ejecutados, animados por el sacerdote-chamán, predicador de la palabra verdadera ("La poesía es Dios", "Somos seis mil millones de dioses, seis mil millones de corazones latiendo al unísono") y la sorpresa final del corte de pelo (¿sacrificio?) de Mario Boville, voz y guitarra de la banda. "Performance" que abrió la puerta a una ovación final más que merecida de por sí a un grupo de amplia capacidad de movilización (por gente habida en la sala y por la inducción a mover los pies, los brazos, las piernas y el cuerpo con buena música) y que esperamos recoja pronto el reconocimiento que le corresponde.
Voten "Altrangata" como animal de compañía: es una combinación excelente para sacarse las penas y disfrutar de la música. Y (aunque como vaticinador no se reconocen mis méritos, confíen en los de ellos) si no les conocen hoy o les conocen poco, más temprano que tarde les conocerán bastante más.

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